Como los antiguos poetas

¿Quién utiliza nuestros bolígrafos día a día? Para conocer más a las personas que usan nuestros bolígrafos, charlamos con Jeannette Mokosch, artista de caligrafía y poeta, en nuestro hogar en la Selva Negra.

Momentos decisivos

Cuando alguien presume de que tiene el trabajo de sus sueños, no lo dice de manera tan literal como Jeannette Mokosch. Una noche, se levantó sobresaltada, despertó a su marido y le contó lo que había soñado: fue algo muy tenue, como una voz que le hablaba sigilosa mientras vislumbraba la imagen de un escritorio. En ese preciso instante, decidió que se dedicaría a la escritura y, al día siguiente, fue a comprar todo el material que le hacía falta.

Jeannette nos invita a dar un paseo por su región de origen y embarcarnos en un viaje por su pasado. Han pasado muchos años desde que tuvo "la revelación de su destino", pero no se arrepiente de su decisión. Hoy es una reconocida artista de caligrafía y poeta de éxito. Cuando necesita tomarse un descanso, deambula entre la naturaleza. Adora viajar en tren y volver al lugar donde vivió su niñez y su juventud. En su mochila nunca falta uno de sus cuadernos, donde anota sus pensamientos, dibujos y algún verso que le regala la inspiración.

Siempre he escrito para procesar mis ideas.

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Experiencias y decisiones que forjan el carácter

"Siempre he escrito para poder procesar mis ideas", confiesa Jeannette. A veces lo hace en forma de versos sencillos, casi siempre llenos de esperanza y pensamientos positivos. Hubo un momento en que realmente los necesitaba. Aunque guarda muy buenos recuerdos de su país natal, también vivió experiencias muy duras, como la del año 2007, cuando dejó los estudios a falta de un año para terminarlos, rompió con su pareja y perdió a su abuelo, la persona más especial de su vida. "Ese año todo se vino abajo", recuerda.

Tomó la decisión de estudiar asistencia de enfermería para cuidar ancianos como tantas otras decisiones en su vida: en los bosques que rodean Schiltach-Schramberg, su antiguo pueblo, donde fue al colegio. Desde donde estamos, se divisa su antiguo colegio. "Nunca imaginé que un día acabaría aquí", admite Jeannette con una sonrisa. Pero tras realizar un año de voluntariado en la residencia y cuidar de su abuelo hasta que falleció, desarrolló una relación especial con los más mayores.

Los sueños requieren coraje

La primera vez que Jeannette intentó convertir su arte en una forma de ganarse la vida fue en 2010. Cuando por fin le empezaba a ir bien, Jeannette aprovechó la recién lograda estabilidad para reunir el valor de establecer su propio negocio. En Schiltach está la tienda donde empezó a exhibir su propia colección de joyas por aquel entonces. Pero ante la falta de clientes, Jeannette sentía que el escaparate de la tienda no era más que una muestra de su fracaso. "Siempre me preguntaba qué pensarían los habitantes del pueblo sobre mí, y me juré a mí misma que nunca volvería a abrir otro negocio".

Unos años después, tuvo el sueño que cambiaría su vida para siempre. A partir de ese momento, "empecé a escribir todo lo que se me ocurría, sin preocuparme por que fuera perfecto". Las obras de caligrafía de Jeannette se hicieron cada vez más populares en Internet, y en 2015 impartió su primer taller. Ahora, paseando por los bosques y los rincones que la vieron crecer, de repente todo cobra sentido. Solo queda una duda por resolver... ¿Qué le reveló la voz de aquel sueño para cambiarle la vida? Jeannette estalla en una carcajada y desvela el secreto: "Me dijo que comprara un bolígrafo y escribiera como los antiguos poetas".