CADA PROYECTO CREATIVO ES UN VIAJE APASIONANTE.
Stéphane, Niza
Tomar impulso para la aventura
De Niza a Reikiavik: Stéphane emigró hace seis años y por el camino redescubrió su amor por el hand lettering.
Levantarse por la mañana y ponerse a trabajar. Sentarte en tu escritorio durante ocho horas. Comer algo después del trabajo y revisar que lo has hecho todo. La misma rutina cada semana puede llegar a ser agotadora. Amanece, vas al trabajo, anochece... Y así día tras día hasta que de repente es lunes otra vez y el ciclo se repite. Entonces surge la pregunta del millón: ¿estoy haciendo lo que de verdad quiero hacer? Probablemente, todos hemos pensado en salir de nuestra zona de confort alguna vez. Dejar todo atrás y empezar de cero en otro sitio. Escribir un nuevo capítulo de nuestra vida. El encanto de lo desconocido es tentador, y la sed de aventuras siempre nos llama. Aunque pensarlo es una cosa y hacerlo realidad, otra muy distinta. Stéphane no solo lo pensó, sino que lo hizo.
Su trabajo en el campo del marketing era estimulante y tenía proyección internacional, pero también le causaba mucho estrés. «Salir de la rueda, romper ese ciclo sin fin» era su objetivo. Por eso, hace ya seis años, hizo las maletas junto a su familia y dejó atrás su vida en Niza. Juntos cambiaron la luz cálida y brillante de la Costa Azul por los velos de colores danzantes de las auroras boreales de Islandia.
La historia de Stéphane
Ya de niño soñaba con ser pintor de carteles. En la época de las impresoras y los ordenadores, esta profesión parece un poco anticuada hoy en día, pero su amor por ella se ha mantenido. Lo que más le gusta es ponerse los auriculares, subir el volumen y ponerse en marcha.
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Cuando las palabras cobran vida
Este cambio supuso una liberación para Stéphane y, al mismo tiempo, una oportunidad para redescubrir su propia creatividad. Ya de niño soñaba con ser pintor de carteles. En la época de las impresoras y los ordenadores, esta profesión parece un poco anticuada hoy en día, pero su amor por ella se ha mantenido: su amor por las formas, las letras, los detalles. Lo que más le gusta es ponerse los auriculares, subir el volumen y ponerse en marcha. Las melodías que oye se transforman en letras vivas sobre el papel. Los acordes se convierten en eclosiones, los ritmos en formas. Se sumerge en el remolino de su propia creatividad.
Emilie, la compañera de vida de Stéphane, regenta un café en Reikiavik, donde él aporta, entre otras cosas, su talento para dibujar letras a mano. Juntos han construido algo que les llena, en lo más alto del norte de Europa, inmersos en el místico mundo de los trolls, los elfos y otras criaturas míticas. A veces uno solo encuentra sus raíces en un país extranjero. Lejos de casa, descubres para qué estás hecho en realidad. Ten el coraje de encontrar tu propio camino creativo. ¿Quién podría detenerte en este viaje sino tú mismo?
El producto favorito de Stéphane
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