Historia
de Stéphane
De Niza a Reikiavik: Stéphane emigró hace seis años y redescubrió su amor por el hand lettering.
Probablemente todos deseamos salir de la rutina de vez en cuando. Stéphane no sólo lo pensó, sino que lo hizo. Dejó su trabajo en marketing y emigró con su familia. Juntos cambiaron la luz cálida y brillante de la Costa Azul por los velos de colores danzantes de las auroras boreales de Islandia. Este cambio supuso una liberación para Stéphane y, al mismo tiempo, una oportunidad para redescubrir su propia creatividad.
Ya de niño soñaba con ser pintor de carteles. En la época de las impresoras y los ordenadores, esta profesión parece un poco anticuada hoy en día, pero su amor por ella se ha mantenido. Lo que más le gusta es ponerse los auriculares, subir el volumen y ponerse en marcha: entonces las melodías que oye se convierten en letras danzantes sobre el papel. Los acordes se convierten en eclosiones, los ritmos en formas. Se sumerge en el flujo de su propia creatividad.
Emilie, la compañera de vida de Stéphane, regenta un café en Reikiavik. Allí aporta, entre otras cosas, su talento para las letras a mano. Juntos han construido algo que les llena: en lo más alto del norte de Europa, en medio del místico mundo de los trolls, los elfos y otras criaturas míticas. A veces uno sólo encuentra sus raíces en un país extranjero. Lejos de casa, descubres para qué estás hecho en realidad. ¿Y qué aventura creativa llevas dentro?
Cada proyecto creativo es un viaje apasionante.
Stéphane, Nice